EL OSO FRONTINO Y LA NUBE
Paseaba jadeante el gigante dormilón
aturdido por la ausencia perenne de las lluvias
Se trepó sobre unas rocas conteniendo la furia
al verse desvalido ante el intenso calor
“¿Qué has hecho con mis lagos, blanquecina señora?
¿Qué pasa con tu gracia gentil irrigadora?
¿Será que se ha secado tu amor por las auroras
que hasta el suave rocío dejó las amapolas?”
Le contestó la nube, al oso sofocado
sabiendo la impaciencia por ese tono airado
“Un ser ha destrozado la tierra prometida
y ha dejado sin vida la paz de vuestros lagos
Abajo en la hondonada secó los manantiales,
talando los guardianes en esas cabeceras”
“El hombre lo han llamado, del mundo el heredero
y lo destruye todo, dejando desconsuelo
La tierra se consume muriéndose su mar
y todos lo han llamado calentamiento global.
El hombre es el causante, no la naturaleza
acaba con la vida de todito el planeta”
“Hagamos una alianza todos los animales
para buscar a Dios, pidiéndole bondades
que le revoque pronto todas sus potestades
que lo mantenga lejos con todas sus maldades
Que solo le permita amar sin mezquindades
escribir las poesías, las odas, los cantares”
Estaba muy de acuerdo el oso dormilón
con esa noble clase, con esa explicación
y contenta la nube premió al interesado
con unas cuantas gotas del nubarrón deseado